Nunca olvida la tarde cruel
Que se vuelve en noche y pesadilla
Nunca olvida la arquitectura condenada
De ese árbol hambriento de recuerdos
Nunca olvida en su agonía
Los pasos fríos, agotadores e inciertos
De momentos premiados o insatisfechos
Nunca olvida su mirada
La raíz amarga de todo sentimiento
Nunca olvida en su calma
La voluntad de quemarse vivo
Y sobretodo nunca olvida su dolor
El dolor que carcome día a día
Su esperanza
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